jueves, 31 de mayo de 2012

El mar fue testigo...




En una noche estrellada,

junto a la orilla del mar,
mi corazón palpitaba
de una gran felicidad.
Tus manos sobre las mías,
tus ojos quieren hablar,
tus labios buscan los míos
y yo no me se negar.
Estabas tan excitado,
me besabas, me abrazabas,
nos tumbamos en la arena
rebosantes de pasión.
Nuestro testigo fue el cielo
en nuestra entrega de amor,
mientras las olas del mar
cantaban una canción.
Allí nos sorprendió el alba
abrazaditos los dos,
jurando amarnos por siempre.
Ante el cielo, el mar, y Dios.
@Autora: Josephine Ruiz.
Derechos Reservados.










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